Las Hadas

Las Hadas


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Hadas, la cuestión de su existencia fue más o menos precipitada por la literatura espiritualista moderna en el artículo de Conan Doyle en las navidades de 1920, en el número de Strand Magazine, Londres, y un subsecuente libro "El Misterio de las Hadas", publicado en 1922. Una serie de incidentes se recogieron en este volumen en el que escribe: "Puede representar la broma más elaborada e ingeniosa que ha visto la opinión pública o por el contrario constituye un acontecimiento en la historia humana, que puede en el futuro mostrarse como una elaboración del carácter de la época".

Brevemente, Edward L. Gardner, un miembro de la Executive Committee of the Theosophical Society de Londres y profesor de ocultismo escuchó la historia de las fotografías de las hadas obtenidas en Yorkshire. En la investigación relató escenas en cuestión del pequeño pueblo llamado Cottingley en el verano de 1917. La Srta. Elsie Wright de 16 años hija de un mecánico y su prima Frances Griffiths, de 10 años de Scarborough, afirmaron haber visto hadas en una cañada desde 1915. Cuando Arthur Wright padre de Elsie, les dejó una pequeña cámara a las niñas después de que le persistieron y le rogaran, al final cedió y dejó que se la llevaran. Tomaron dos instantáneas, al parecer las primeras de su vida, y su padre con inmenso asombro encontró que las historias de las hadas de la niñas estaban probadas. La primera fotografía mostraba a Frances con un grupo de cuatro hadas bailando en el aire frente a ella. La siguiente mostraba a Elsie sentada en la hierba con un pintoresco gnomo. Las hadas parecían estar compuestas de cuerpo humano y mariposa, mientras que el gnomo parecía más bien una polilla. Bajo la lupa las manos de las hadas parecían manos con membranas y la barba del gnomo parecía ser un apéndice de los insectos. Las imágenes se ven claramente definidas. El día en que se tomaron era muy luminoso y soleado. Curiosamente, de acuerdo con las niñas, en sus apariciones más recientes, las hadas parecían ser más transparentes que antes cuando eran "más fuertes". La publicación de las fotografías creó sensación en la prensa. Ellas fueron declaradas falsas, sin embargo, el resultado del peritaje fue que las fotografías podían ser producidas por un trabajo en un estudio, pero no había evidencia positiva de que así hubiera sido hecho. Más tarde se obtuvieron algunas fotografías más.

Gardner dejó una cámara buena a las niñas. Hadas volando y en ramas fueron fotografiadas. En esta última ocasión entre un capullo y una crisálida abierta suspendida ligeramente en medio de la hierba con varias formas de hadas y esta fotografía fue declarada lejos de estar falsificada. Los intentos por conseguir más fotografías de las hadas fue un fracaso. Las niñas, una de las cuales creció hasta convertirse en mujer, y al parecer perdió el poder de ayudar a que las hadas se materializaran en su presencia. Aun así, por clarividencia afirmaron que las veían. Un amigo de Gardner que era clarividente confirmó sus descripciones.

Independientemente de la evidencia de la existencia de las hadas de Cottingley fueran verdad o no, hay muchos testimonios de visiones similares que fueron citados en el artículo anteriormente mencionado de Conan Doyle. Las historias del libro Baring de Gould en el folklore, relata como los psíquicos conocidos Vincent Turvey y Tom Tyrrell  tuvieron experiencias características comunes. Conan Doyle señala como dos circunstancias excepcionales es que los niños dicen verlas con mucha más frecuencia que los adultos y que en la mayoría de los casos en las que han sido vistas han sido a horas fijas, con luz brillante y días muy calurosos. Expresó la opinión de que las hadas representan una línea separada de la evolución. David Gow, cuya opinión cita en un primer momento propone una interesante hipótesis en la que los espíritus humanos simples ordinarios son vistos por un clarividente como si miraran por un telescopio por el lado equivocado, viéndose pequeñas. Horace Leaf dijo que los espíritus que un clarividente ve, a veces son considerablemente más pequeños que el tamaño natural, en algunos casos de apenas algunas pulgadas de altura y cree que este trastorno óptico podría ser el causante de la creencia en hadas.

 Conan Doyle no fue, sin embargo, el primero en recoger los testimonios de visiones de hadas. El Dr. Evans-Wentz, en el libro Fairy Faith in Celtic Countries, 1912, publicó centenares de casos y dos de primera mano en la que los individuos afirmaron haberla visto. Eso puede ser un elemento de hecho en la creencia de las hadas es la inferencia de Andrew Lang en sus comentarios en The Secret Commonwealth of Elves, Faunes and Fairies, un libro escrito originalmente en 1691 por Robert Kirk. Dice en una nueva edición que la creencia es "una cuestión compleja de tradición, con el recuerdo de los habitantes de la tierra que no es del todo ausente, mientras las Hades sobrevivieron desde los pre-cristianos, la creencia en espíritus de Vius de Melanesia, Nerids de la antigua y moderna Grecia, los Lares de Roma,  los fatídicos Moerae y Hathors del viejo mundo que aún no han desaparecido de los sueños."

El problema de las hadas es un gran tema de la literatura oculta.

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FAIRIES, the question of their existence was more or less precipitated into modern spiritualistic literature by an article of Conan Doyle in the 1920 Christmas number of the Strand Magazine, London, and by his subsequent book The Coming of the Fairies, published in 1922. The series of incidents set forth in this volume-so he writes-" represent either the most elaborate and ingenious hoax ever played upon the public or else they constitute an event in human history, which may in the future appear to have been epochmaking in its character." Briefly, Edward L. Gardner, a member of the Executive Committee of the Theosophical Society of London and a lecturer on occultism, heard a story of fairy photographs obtained in Yorkshire. On investigation he found that the scene in question was a small village, called Cottingley, the time the summer of 1917. Miss Elsie Wright, the 16-years-old daughter of a mechanic, and Frances Griffiths, her 10-years-old cousin of Scarborough, claimed to have seen fairies in a glen since 1915. When Arthur Wright, Elsie's father, came into the possession of a small camera the girls persistently entreated him to let them take it out. They took two snaps, allegedly for the very first time in their life, and the father, to his intense astonishment, found their stories about the fairies photographically proved. The first photograph showed Frances with a group of four fairies dancing in the air before her. The next showed Elsie, seated on the grass, with a quaint gnome dancing beside her. The fairies appear to be a compound of the human and the butterfly, while the gnome has more of the moth. Under magnifying glass the hands of the fairies seem to be fin-like and the beard of the gnome an insect-like appendage. The pictures are very clearly outlined. The day on which they were taken was very bright and sunny. Curiously, according to the girls, in their more recent appearances the fairies appeared to be more transparent than formerly, when they were "rather hard." The publication of the photographs created a great press sensation. They were declared fakes. However, the net result of expert examination was that the photographs could be produced by studio work, but there is no evidence positively of such work in the negatives. Later, some more fairy pictures were obtained. Gardner presented the girls with a good camera. Leaping, flying fairies and a fairy bower were photographed. The latter, something between a cocoon and an open chrysalis lightly suspended amid the grass with several fairy forms about, was declared to be beyond the possibility of faking. Attempts to secure further photographs at a subsequent period resulted in failure. The girls, one of whom grew to womanhood, apparently lost the power which may have helped the fairies to materialise in their presence. Still, clairvoyantly-so they asserted-they could see them. A clairvoyant friend of Gardner confirmed their descriptions.

Independent evidence for the existence of the Cottingley fairies did not come forth, but many testimonies of similar visions were quoted in the above mentioned article of Conan Doyle. The stories in Baring -Gould's book on folklore, the accounts of well-known psychics like Vincent Turvey and Tom Tyrrel and the experiences of others have common characteristics. Conan Doyle notes as two outstanding circumstances that children claim to see them far more frequently than adults and that in most cases they have been seen in the still, shimmering hours of a very hot day. He voiced the opinion that fairies represent a separate line of evolution. David Gow, whose opinion he quotes, at first differed and put forward the interesting theory that they were simple ordinary human spirits, seen as it were at the wrong end of a clairvoyant telescope and therefore very minute. Horace Leaf said that the spirits which he clairvoyantly sees sometimes are considerably smaller than life-size, in some cases only a few inches in height and believes that this optical derangement might have been the original cause of the belief in fairies.

Conan Doyle was not, however, the first to gather testimonies of fairy visions. Dr. Evans-Wentz, in Fairy Faith in Celtic Countries, 1912, published one hundred and two first-hand cases in which living individuals claimed to have seen them. That there may be an element of fact in fairy belief is the apparent inference of Andrew Lang in his comments on The Secret Commonwealth of Elves, Faunes and Fairies, a book originally written in 1691 by Robert Kirk. He says in a new edition that the belief is "a complex matter from which tradition, with its memory of earth-dwellers, is not wholly absent, while more is due to a survival of the pre-Christian Hades, and to the belief in local spirits-the Vius of Melanesia, the Nerids of ancient and modern Greece, the Lares of Rome, the fateful Moerae and Hathors-old imaginings of a world not yet dispeopled of its dreams."


The problem of fairies is a large topic in occult literature.

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Enciclopedia de Ciencias Psíquicas - Nandor Fodor




Arthur Conan Doyle




Andrew Lang




















































El Misterio de las Hadas - Arthur Conan Doyle

The Coming of the Fairies, by Arthur Conan Doyle

The Fairy Faith in Celtic Countries - Evans Wentz